jueves, 24 de abril de 2008

¡Gran éxito del nuevo número!

En la nueva edición de nuestra revista (sección de Preguntas a Rav Moshé Bendahán):
Querido Rav, ¿No cree que habría que actualizar la Torah y adaptarla a la actualidad y a las dificultades y facilidades que el día de hoy ofrece?
Querido amigo,
Antes de contestar a la pregunta tendríamos que aclarar algunos conceptos.
D-os es omnipresente y omnisciente, o sea, conocedor de todas las cosas, no existe nada ajeno a El. Por otro lado, sabemos que para crear el mundo D-os se basó en la Torah, lo cual significa que ésta representa lo que los planos de un edificio para un arquitecto: no hay nada relevante en el edificio que no aparezca reflejado en los planos.
Por otro lado, el ser humano es la creación más sofisticada que existe sobre la tierra; el ordenador más complejo, a día de hoy, queda como un juego de niños comparado con el funcionamiento de un órgano dentro del ser humano.
Si D-os crea al ser humano y lo dota de tantas capacidades y de un potencial tan complejo es evidente que tiene un significado o una misión a cumplir. Si el más simple de los objetos que adquirimos viene con unas instrucciones de uso, debemos dar por descontado que el ser humano no podría llegar al mundo sin que nos indiquen cuál es el objetivo de nuestra existencia.
Contestando a la pregunta : si entendemos que la Torah refleja la Voluntad divina, y hemos aclarado que D-os está fuera del tiempo, no puede existir nada en el mundo que no venga reflejado en la Torah. En el hipotético caso de que existiera algo que D-os desconociera, entonces contradeciría nuestra definición de D-os puesto que ya no sería conocedor de todas las cosas.
La Torah son los planos del mundo; todo está explicado en ella. Nosotros tenemos que aprender a descifrarla. El ser humano del que habla la Torah es el mismo de hoy día; los instintos, deseos y ambiciones, que constituyen los motores básicos del ser humano, no han cambiado. Nosotros somos los que tenemos que estudiarla y así resolver los problemas que nos acosan. Es fascinante ver cómo aparecen descripciones científicas en tratados con más de 2.000 años: la creación de un campo magnético, el valor exacto del nº pi, la posición del feto en el vientre materno, el concepto de infección contagiosa y el de un portador de la enfermedad que no manifiesta signos de la misma, etc.
La Torah no requiere actualización sino más bien, que aprendamos a decodificarlo en términos actuales. Muchos de los problemas que acosan a la sociedad moderna se resolverían.

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